Pasamos muchas horas delante de la mesa de trabajo de modo que las posturas y costumbres que adoptemos afectarán a nuestra salud y ¡puede que incluso a nuestro estado de ánimo!
Si queremos evitar contracturas musculares y lesiones dolorosas que pueden acabar en dolores crónicos empecemos con una higiene postural adecuada desde el primer día.
Atención: mesa, silla y movimiento.
ORDENA TU MESA
Siéntate en tu mesa de trabajo y haz un repaso de las cosas que realizas en tu día a día y qué posturas o esfuerzos haces de manera habitual.
Si trabajas con un ordenador, debes tener la pantalla frente a ti y a la altura de los ojos. No es bueno tener el ordenador en un lateral o en diagonal, porque nos obliga a constantes giros de la espalda y a mantener esta postura de torsión.
Los objetos que empleamos a menudo (teléfono, documentos…) deben estar a nuestro alcance y sobre todo no debemos cogerlos a base de giros forzados de espalda.
SIÉNTATE BIEN
Bien sentado significa: en la parte de atrás de la silla y con la espalda apoyada. Una vez así, acercaremos la silla lo suficiente para estar cómodos. Insistimos: es importante que la espalda esté bien posicionada contra el respaldo: ni “al aire”, ni “resbalando” de la silla.
La silla debe tener reposabrazos para que los codos que queden a la altura de la mesa.
Para utilizar el teclado y el ratón mantendremos el apoyo de los codos en el reposabrazos. Los brazos formarán un ángulo recto mientras trabajamos.
Hay que evitar colocar los antebrazos y manos hacia arriba, o los codos elevados y hacia fuera.
Vista al frente. Por eso el ordenador deberá estar a la altura de los ojos, y si alternamos con libros o papeles, lo adecuado es utilizar un atril.
Las piernas también formarán un ángulo recto. Evitaremos estar sentados con las piernas cruzadas o flexionar una pierna para sentarnos sobre ella.
Y ADEMÁS, MUÉVETE
Por muy bien que coloquemos la mesa y que nos sentemos, la falta de cambios de postura puede desembocar en contracturas musculares.
Es importante movilizar los grupos musculares con frecuencia, por eso levántate periódicamente. No se trata de que haya que dejar de trabajar: basta con caminar unos pasos, mover las articulaciones de brazos piernas y cuello, y volver a lo que estás haciendo.
Lo ideal es moverse cada media hora o tres cuartos. Bastará con un par de minutos que además podemos aprovechar para ir a beber agua o al cuarto de baño.
Además de favorecer a nuestro cuerpo, la higiene postural favorece nuestra mente;-)